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lunes, 8 de febrero de 2010

Me sumo a los pragmáticos

Iba a comenzar esta columna hablando de boxeo, haciendo una comparación entre la Unión Española 2010 y esos peleadores que se agazapan en las cuerdas, que se cubren y se defienden hasta que encuentran el momento preciso para intentar el golpe que termine con el adversario en la lona y con el combate.
Después pensé más bien en los típicos equipos italianos, en esas selecciones azules que tantas veces han resultado campeonas del mundo apostando tan poco, arriesgando casi nada, esperando, agotando a los rivales, haciéndolos chocar contra un muro una y mil veces hasta el hastío y la desesperación que llevan al error y a la derrota (generalmente por la cuenta mínima o muy apretada, pero derrota al fin).
Pensé incluso en evocar la repetida imagen de película yanqui en donde un puñado de soldados del ejército de los Estados Unidos, protegidos dentro de un círculo de carretas, resiste el ataque de los indios que gritan y disparan y giran y nunca logran vencer.
No sé cuál es la mejor imagen para la Unión Española de este año. Quizás todas aportan una dimensión importante: la resistencia y la paciencia del boxeador, la frialdad y la precisión de los italianos, la valentía de los soldados. Supongo que todas sirven, porque finalmente en todas ellas, no importando el juicio estético, está la posibilidad del triunfo, incluso heroico. De hecho, la verdad es que nada mal le ha ido a los rojos este año con este estilo: segundos en la tabla, ocho puntos, invictos (al cabo de cuatro partidos), con pocos goles en su arco… qué más podría pedirse.
Claro, no falta el fundamentalista que no quiere que saquen un delantero para poner un mediocampista de contención; no falta el romántico que quiere ver al equipo dando un baile en la cancha; nunca falta el hincha obcecado que quiere que los jugadores vayan siempre adelante sin importar nada más. No faltan los que, junto con sumar tres puntos y verse allá arriba en la tabla, quieren además ver un buen espectáculo, hartos goles, bonitas jugadas.
Yo confieso que he sido muchas veces uno de esos y que he masticado mil derrotas con el consuelo de “haber hecho un buen partido”. Pero este año, admito también, soy el mejor de los cínicos y reconozco que, si el equipo gana y consigue una nueva copa, me doy por pagado y no pido nada más. Deben ser los tiempos que corren, los años que vienen, pero el caso es que no temo confesar que, desde hoy, voy a dejar el lirismo guardado en el clóset a la espera de ver a la Unión Española campeón bajo la batuta de Rubén Israel. Me sumo a los pragmáticos, a los resultadistas.
Lo que todavía no sé es a qué podría aferrarme si no resulta la apuesta, si el planteamiento no se traduce en triunfos, en puntos en la tabla (y en más puntos que los rivales), si finalmente no somos campeones.

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Ayer en Santa Laura, en todo caso, la tarde fue bastante redonda.
Debo decir que si Unión realmente afina la maquinita (cerrando aun más la defensa y aceitando los contragolpes fulminantes y letales) va a sacar de quicio a cualquiera que se le ponga por delante y vamos a ser campeones por demolición de los rivales.
Ayer vi, por fin, a “La Sombra” Espinoza. Bien, muy bien. Cubre, se anticipa, quita, sale jugando, ordena... Y eso que es petrolero. Jugó a ratos como central y a ratos como tercer volante de contención, pero siempre fue un patrón y afirmó a toda la defensa. Falta rodaje aún con el equipo, pero ya se ve muy bien y se puede esperar mucho más.
El que comenzó definitivamente a mostrar su talla y a tomar la batuta fue Ligüera. Al menos contra Colo-Colo el uruguayo se plantó según lo que se espera de él, con la manija del equipo, aunque en un estilo muy distinto al del “10 clásico” que seguramente la mayoría de los hinchas hispanos tiene todavía en la retina.
Me gustó más el equipo que en jornadas anteriores. Me gustó más la línea de volantes, especialmente, con un Delgado que cada día se transforma en pieza clave del andamiaje rojo. Creo que la aparición de Medina, además, ordenó mucho más el ataque, puso un punto de referencia clave para los movimientos del equipo, aunque, por cierto, el tipo está recién conociendo a los compañeros y asumiendo la lógica de Israel.
Me siguen penando los laterales, eso sí. Falta afinar ahí, sobre todo para sacar más provecho a los contragolpes.
Y ojo, eh. Lo digo siempre en el ánimo pragmático, en la búsqueda del resultado, no se vaya a pensar que estoy pidiendo empalagos futbolísticos ni mucho menos.

4 comentarios:

nacho13 dijo...

buena tu columna, ojala resulte la apuesta ... y celebremos en mayo ..

Duende Rojo dijo...

Hugo,
te saludo y celebro el arte del bien escribir, lo que es en tu caso y que se traduce en una muy grata lectura para el resto.

No soy de los que pueden ir frecuentemente al estadio, por vivir en Viña, por lo que estos relatos y declaraciones de voluntad en lo personal me hacen sentir más cerca a nuestra querida Unión.

Te mando un abrazo y un saludo como el que te enviara hace años desde Rapa Nui, momento en que nos encontramos al compartir el cariño y afecto por esta camiseta.

Atentamente
Duende Rojo

HUGO ARIAS V. dijo...

Hola Duende:
Bueno, muchas gracias por tus amables comentarios y mi abrazo también para ti. Recuerdo tus saludos desde la isla... y pégate una vuelta por Santa Laura de vez en cuando, está de lujo.

saludos

Anónimo dijo...

Hola Hugo, me imagino que no fuiste a Talcahuano. Yo si fui y fue una gran fiesta. Le envié mi nota informativa al Quijote y las tres partes las publiqué en el blog de Unión. Como tu escribes columnas, mi nota no sirve mucho allí, pero tenías razón, el pragmatismo está dando resultados. Ojalá que sigamos así.

Un gran saludo.
Fabián Aguirre
Zeppelin
Desde Temuco.

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