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lunes, 11 de enero de 2010

Noche de insinuaciones


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Estuve anoche en Santa Laura. Fue bueno volver. Fue sano. No me gusta que pase tanto tiempo sin allegarme a esas tribunas con tanta historia y cara remozada. Fue una noche agradable, queda, como la mayoría de las ocasiones de reencuentro. Fue el momento de conocer en vivo y en directo a los nuevos rostros de Unión, de ver en cancha el nuevo esquema de juego y de comenzar a acostumbrarse a los nuevos colores de la camiseta y el pantalón oficiales, con un rojo más vivo y un azul más “deteñido”.

Si alguien pensaba que íbamos a tener una sorpresa, un tapado, se debe haber ido con alguna frustración, pero la verdad es que a estas alturas, con el desarrollo del mundo de las comunicaciones, resulta impensable esconder cualquier cosa y menos un “refuerzo”. Pero bueno, quién podría enjuiciar a un alma inocente.
Lo claro es que la maquinita ya está andando. En rodaje, pero andando.
Comentábamos con Ignacio (no mi hijo, sino el editor de uespanola.com) que no es posible sacar demasiadas conclusiones del partido de anoche. Es imprudente, de hecho, arriesgar juicios categóricos a partir de los 90 minutos frente a Deportivo Quito; pero no se puede negar a nadie el sabroso deleite de especular un poco a partir de lo visto, porque lo que sí fue posible vislumbrar del juego fueron señales, insinuaciones, ademanes que orientan un poco el análisis, que nutren las esperanzas o alimentan los temores.
Diré, por ejemplo, que me llamó la atención el nuevo planteamiento defensivo hispano. Preferentemente una línea de tres en el fondo, aunque variaban los nombres en distintas instancias del partido, y una línea de volantes con harto quite (cuando el equipo no tiene la pelota), pero también con proyección cuando hay que ir en demanda del arco rival. En delantera costaba entrarle a ese murallón defensivo ecuatoriano con tipos de casi dos metros que no escatimaron en repartir chuletas. Unión se vio con mucha rotación en ataque, pero sin demasiadas ideas, Estévez pareció un tanto huérfano, costó poner a funcionar los desbordes y los centros normalmente no encontraron destino propicio para el gol. Los pases entre líneas tampoco llegaron.
De los nuevos, hay que decir que Delgado y González estuvieron a la altura del conjunto, sin defraudar. Ligüera dio buenas señales de dinámica de juego y capacidad para embestir a los defensores rivales. Y Monje, quizás el más opaco: digamos, impreciso. Del resto, vi muy bien a Órdenes, quizás por encima de la media. Pero estamos empezando y ningún juicio es muy contundente. Lo que sí me atrevo a decir es que tenemos un plantel con más variantes que el año pasado.
Creo eso sí, que hay mucho espacio para mejorar, y que si seguimos bien parados en defensa (aunque en el gol los ecuatorianos nos clavaron por el medio de la zaga) el equipo puede rendir. Porque, ojo, no estaban dos que se suponen titulares (Canales y Espinoza), Ligüera anda todavía a media máquina e incluso, en los próximos meses, pueden sumarse algunos que han estado fuera por un tiempo largo y que pueden ser claves: Leal y Limenza.

Dejemos hasta ahí el comentario. Ese sería mi reporte.
Yo estuve anoche en Santa Laura. ¿Y tú?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bueno tú optimismo, yo quede preocupado, sigo viendo debil la defensa, mal el arco y le agrego la incapacidad de marcar.

Eduardo

Anónimo dijo...

Amigo Hugo:

Nos podríamos haber reunido anoche, para la próxima. Espero que Unión pueda demostrar en la cancha lo buen equipo que, nominalmente es. Conversando con David, del blog Nuevo Santa Laura, pudimos observar varias falencias que Israel deberá trabajar para conseguir triunfos.

Espero que salgamos airosos y tengamos una gran campaña.

Saludos, estimado amigo,

El Quijote.

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