Un empate con mal sabor de boca

Fue un partido de esos incómodos, tensos. Desde el primer minuto pareció que Unión no se acomodaba en el "pasto" de La Florida. No bastó la clara superioridad en las gradas para hacer que los jugadores se sintieran locales en la carpeta sintética del hermoso estadio mundialista.
Así, a pesar de mantener sus convicciones futbolísticas y su fisonomía de juego, los rojos erraron incontables pases, se equivocaron en demasía en la salida (Madrid y Núñez, especialmente), no se sintieron nunca cómodos con el bote de la pelota o con la superficie de juego.
Con todo, Unión dio el primer golpe y fue siempre en ventaja en el marcador. Pero quizás por eso mismo y la incomodidad evidente de los jugadores con la cancha, el equipo apostó a contener a Audax y a dejar que fueran pasando los minutos y que la desesperación de los locales abriera las puertas para un triunfo más holgado. Unión pecó ayer, quizás, de excesiva parsimonia, de lentitud, de falta de instinto asesino para acabar rápido con un equipo que, sin su principal figura (Orellana fue expulsado cuando terminaba el primer tiempo), podría haber sido presa fácil, pero que comenzó a crecer y crecer a medida que Unión le daba la oportunidad.
De hecho, creció tanto que comenzó a hacer mucho más daño que el previsto, desnudando las falencias defensivas hispana que ya conocemos: problemas en el juego aéreo y dificultades para contener el ataque rival cuando éste viene por el centro, aprovechando los boquerones que dejamos en mediocampo.
Un análisis desapasionado debiera concluir que el empate fue justo, pero claro, los hinchas esperábamos aprovechar la ocasión para ganar y tomar más distancia en punta. Ahora, lo que es indiscutible y, en definitiva, una gran noticia es que seguimos en el tope de la tabla, en solitario y que el próximo fin de semana, frente al colista del torneo, tenemos la gran posibilidad de seguir afianzándonos en esa posición.

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Empate a 2 entre Unión Española y Audax Italiano