¿Para qué quieren que escriba?

¿Para qué quieren que escriba? ¿Quieren verme echando espuma por la boca o llorando a mares por el triste presente de la Unión Española? Y digo triste no sólo por los resultados, sino por lo que el equipo muestra (o mezquina) en la cancha. ¿Por qué puñetera razón podrían querer leer diatribas contra el juego improductivo y sin ambición de la Unión Española modelo Rubén Israel? ¿Por qué alguien habría de esperar un comentario que seguramente no es en nada diferente al de cualquier otro hincha hispano que por estos días agacha la cabeza el día lunes al momento del café y el comentario de la fecha del fin de semana?

¿Qué puedo decir yo a estas alturas que no haya dicho la prensa especializada o el fanático incurable que viste de rojo y va religiosamente a Santa Laura? ¿Qué más puedo decir si no que estoy harto de tanto juego mediocre? ¿Qué más decir que no sea la queja lastimera de un tipo al que le gusta que su equipo juegue bien y que, como premio a la orfebrería dominguera, gané y golee? ¿Qué más decir que no sea una rogativa a los dioses del averno en busca de algún pacto estilo Werther que nos salve de tanta cuita futbolera?

¿Alguien cree que pidiendo refuerzos (que se ve no van a llegar) podríamos cambiar la espantosa cara del equipo? ¿Alguien supone que las reuniones con la dirigencia o el reclamo vociferante de la hinchada va a conseguir que Rubén Israel cambie el libreto y busque los partidos con otras armas, con otra mentalidad? ¿Alguien confía en que lo que resta del año sí marcará un cambio en el juego, el temple y los resultados de Unión sólo por el hecho de que gritemos y pataleemos en la casa, en la tribuna o en los blogs y las redes sociales?

Yo, perdonenme, me he resignado a completar el año de visitas a Santa Laura sólo para cumplir con el rito, con las hadas, con el deber obstinado de estar ahí siempre, como corresponde (tanto en el fútbol como en otras cuestiones de la vida). No espero más de un 2010 que ha traído tan poco. Iré a Santa Laura el resto del año como deudo de un equipo que pasó a mejor vida en alguna esquina perdida de este campeonato tan extraño. La Unión Española 2010 no se merece el canto de la Furia Roja, sino un coro de plañideras que eleven sus quejas al cielo al ritmo de un fútbol de cementerio. La Unión Española está para estrenar y vestir por el resto de la temporada esa camiseta de luto que se presentó hace algunos meses y que jamás pensé debiéramos usar para el réquiem por el buen fútbol que ya no está con nosotros.

¿Para qué quieren que escriba si se me aprieta la guata de sólo pensar que queda tanto torneo por delante como para terminar de convertir esto en un drama de ópera? ¿Para qué, malditos duendes, quieren que escriba si saben que duele tanto y que no hay cura para el alma de un hincha desilusionado?