A veces es bueno tomarse algún tiempo antes de escribir para comentar el devenir de Unión Española. Mas aun cuando uno no ha tenido el gusto de ver el último partido, aunque obviamente se haya enterado en el instante de que lo que ocurría en Playa Ancha era una nueva decepción.
¿Decepción porque nos hemos alejado de la punta? No, porque, aclaremos, Unión sigue a los mismos cinco puntos del puntero que la semana anterior. Lo que es cierto es que cambió el puntero y perdimos la oportunidad de acercarnos al líder. Esa es una decepción. Pero quizás la más relevante es que seguimos sin levantar cabeza, sin saber abrochar los resultados, sin jugar al nivel que los hinchas esperan y, se intuye, sin jugar tampoco, ni con la calidad ni con la efectividad que el técnico espera.
Digo que a veces es bueno esperar un poco para la reflexión semanal, porque ayer terminé de ver la llave que enfrentaba al FC Barcelona con el Internazionale de Milán y que se cerró con la lamentable eliminación de los catalanes de la Champions League. Incluso los que somos fanáticos blaugranas debemos conceder que en los dos partidos el Inter mostró lo mejor de su repertorio y del estilo de Mourinho para quedarse con el paso a la final en el Bernabeu. Fue una verdadera lección magistral de pragmatismo, de ese que pareciéramos querer copiar acá y que nos resulta tan deslavado, sin brillo, mediocre.
No se puede dejar de comparar el juego del Inter (con un hombre menos) en el Camp Nou con aquellas jornadas que, incluso 11 contra 11, nos ha deparado la Unión Española en este 2010. Yo sé que me van a decir que hay una brecha de calidad de jugadores abismal. Pues precisamente ese es el punto (mi punto y el de muchos que han comentado en este mismo blog). Asumido en el rol de pragmático, al menos por lo que queda de 2010, no puede uno más que apretar los dientes y entender que (aunque sea imposible alcanzar los niveles de jugadores que hay en Europa) el problema de Unión es lisa y llanamente de calidad. Puede que todavía el equipo pueda dar más. Pero sin duda se requiere un salto grande de capacidades en la plantilla si se quiere, de verdad, aspirar a logros mayores.
¿Alguien se dio cuenta de que Inter nunca pareció desfalleciente cuando defendía en el Camp Nou y que fue letal en el contragolpe en el San Siro? ¿Alguien le tomó el peso a la marca que ejercieron los milanistas en los dos partidos? ¿Alguien reparó en que junto con el pragmatismo viene también el juego más directo, vertical y explosivo?
La lección es que el pragmatismo no puede ser entendido como una muleta para equipos que no dan el tono para enfrentar una competencia. La lección es que el pragmatismo exige tanta calidad como el lirismo (aunque quizás de otro tipo y con mayor énfasis en otras líneas).
Creo que la decepción del fin de semana para los hinchas rojos no tuvo que ver ni co el empate ni con los puntos que nos separan de la punta, sino con la sensación de que cuando haya que hacer las cuentas de fin de campeonato, el equipo no habrá dado el ancho para satisfacer las expectativas que –con razón o sin ella– nos habíamos forjado. Ojalá nos equivocáramos, pero esa es la sensación instalada.
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