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lunes, 17 de noviembre de 2008

La alegría de vivir y ser de Unión

Uf. Qué noche la de anoche. Cuánto penar para salvarnos finalmente.
Parecía tanto castigo y, sin embargo, para quienes fuimos todo el año al estadio no cabían demasiadas defensas si terminábamos en Segunda. Era merecido pagar por lo que habíamos hecho tan mal en casi dos años, pero era tan duro pensar que todo el esfuerzo de estos últimos meses podía desmoronarse justo en la puerta del horno.
Yo, la verdad, jamás pensé que fuéramos a terminar así, en un drama. No creía tampoco que fuéramos a dar un baile a Puerto Montt, porque allá en Chinquihue tampoco lo habíamos hecho. Pero jamás intuí siquiera que al inicio del segundo tiempo iríamos con un 3-0 en contra. Qué desgarro… si habíamos llegado a una fiesta y estábamos en un funeral.
Yo siempre voy a la tribuna de Santa Laura y me siento en el mismo lugar y ya tenemos un grupo de amigos que siempre nos encontramos ahí. Nadie lo podía creer. En el entretiempo éramos puras risas nerviosas. Ni decir lo que fue el tercer gol o la expulsión de Domeneghini. Lo increíble fue que nadie se paró y se fue. Y, además, como hace tiempo no ocurría en esa tribuna, nadie se descargó con los jugadores (el cuarto árbitro recibió de todo, pero nadie pensó siquiera en insultar a ninguno de los nuestros). Tampoco había resignación, creo. Yo diría que era como un trance, una liturgia, una plegaria colectiva a veces en silencio, a veces con aplausos tímidos, entrecortados, y gritos de ánimo, pero siempre un trance casi místico. Nos volvió el alma al cuerpo recién con el gol de Manolito. Ahí sí pareció que podíamos lograrlo.
Qué extraño, parece que esta es una alegría más grande que la de Coquimbo en 2005. Claro, seguir vivo es más importante que cualquier otra cosa.
Yo tuve una cirugía menor el viernes en la tarde y hasta el sábado estuve bien complicado. Pero sentía que tenía que estar en Santa Laura. Bueno, todos los fines de semana siento lo mismo, pero esta vez era especial. Era como saber que el equipo nos necesitaba en las graderías, sin entender bien para qué. Y no era por el último partido de Sierra (que es el ídolo que ha marcado mi historia como hincha de Unión), porque creo que la verdadera despedida del Coto va a ser mucho más grande, en un estadio Santa Laura remozado y con un partido de estrellas inolvidable. Debe ser alguna desviación extraña, pero siempre he sentido más el no estar con el equipo en los momentos difíciles que en los triunfos. Así que fui no más el estadio el domingo, con la cirugía aún sin recuperarse, con la objeción total de mi mujer, con la prohibición de gritar (contradicción total en un estadio) y de comer la mechada palta de rigor (otra contradicción vital) y con la convicción de que estaba cumpliendo con un deber sagrado.
Fue lindo ver a tanta gente que no va nunca a Santa Laura. Fue lindo pensar que podrían estar semana a semana. Pero luego vino la pesadilla de 80 minutos. Y finalmente el desahogo, la alegría, el llanto de algunos, la tranquilidad de volver a mirar hacia el futuro, hacia una revancha en 2009, hacia tiempos mejores para Santa Laura.
Y recién ahora empieza a doler lo del Coto… Y comienzo a entender por qué...
Juan Villoro, gran valor de las letras dedicadas al fútbol, describe en “Dios es redondo” a los hinchas y destaca que llega un momento en que dejan de disfrutar el presente de sus equipos y comienzan a quedarse pegados con aquellos ídolos de otrora, con el juego del año X, con los nombres y las formaciones de un pasado glorioso.
Tal vez cuando el ídolo que te ha marcado la vida como hincha cuelga los botines uno debe empezar a temer, porque puede volverse uno de esos hinchas anclados en el pasado, de esos que seguirán en el 2014 pensando en la Unión Española del Coto en el 94, en la del título del 2005, en el gol del Coto a Camerún. Espero no caer muy luego, pero supongo que a todos nos va a pasar algún día. Al fin y al cabo, como decía Manrique, todo tiempo pasado fue mejor.
Por el momento, yo disfruto la alegría de seguir vivo en Primera. Para los rojos de verdad, esta mañana el aire ha sido más fresco, el sol más tibio y la vida más completa. Qué agradable sensación.

1 comentarios:

UCtólica dijo...

pta wn.... me hací llorar..... un abrazo hermano.... y creeme que también estube tembloroso este último tiempo.....

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