La ansiedad me carcomía desde temprano. Fue un día vivido casi exclusivamente con el objetivo de llegar a SantaLaura y comenzar un nuevo año de rituales futboleros, de nervios y emociones. Y la verdad el corazón no me engañaba. Fue una jornada vibrante.
Fue reecontrarse con los amigos de la tribuna. Fue ver a Julio Martínez hijo dando el puntapie inicial a la travesía 2008 de Unión en Santa Laura. Fue ver a la Furia Roja compacta, alegre y más ruidosa que nunca apoyando al equipo y encendiendo el ánimo del estadio. Fue volver a mirar el fútbol en el moribundo estadio más hermoso de Chile. Fue ver a un equipo mucho más compacto que el 2007, con mejores argumentos y con una confianza y entrega que pocas veces logramos ver el año pasado. Fue ver un golazo, el único de la noche y en el minuto final, que selló un triunfo no sólo merecido sobre Audax, sino que reconfortante y esperanzador.
¡Bien Unión!
Se nos viene un año complicado, de dientes apretados. Pero la actitud del equipo genera toda la confianza que el año pasado no pudimos tener nunca. Hay ganas, hay pachorra, hay hombría, hay esfuerzo en la cancha, y hay mucho más fútbol.
Aunque el planteamiento con que saltan los rojos a la cancha puede parecer mezquino, la verdad es que parece que en la medida que los engranajes del equipo se aceiten, la fórmula podría tomar mucha fuerza.
Bien Limenza, como siempre. Bien Riquelme, que jugando atrás con líneade tres no está obligado a salir jugando y puede concentrarse en quitar y luchar, que es lo que mejor sabe hacer. Bien Rojas en el quite. Bien Pérez, comiéndose la banda izquierda y sin pelearse con nadie. Bien Ampuero en el barrido y fregado del mediocampo, aunque falta mejorar la entrega. Y bien Salcedo por la derecha, aunque le falta más explosición, más vértigo.
Johan Fuentes, descollante, jugando de enganche, por la izquierda o por donde se necesitara y llegando al gol nuevamente, al golazo. Y Cordero, qué grata sorpresa, mucho más maduro, creando peligro y alimentando una ofensiva que con uno o dos es claro que este año estará obligada al sacrificio. Porlo mismo, un aplauso para Flores, pero también el reclamo por los yerros en el finiquito y por esa tendencia infame de nuestros futbolistas a buscar la trampa para conseguir un penal antes que aprovechar las oportunidades de gol en el área rival. Finalmente, Cáceres, un peleador, un aguantador que en la medida que se recupere puede ser un espolón de ataque muy contundente.
Bien Unión. Y esperanzadora, a pesar de que queda mucho por mejorar.
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