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jueves, 3 de enero de 2008

Uno de los nuestros

Qué extraña maravilla es el fútbol. Qué misterio que consigue unir a desconocidos en torno a unos colores, a una pasión. Qué mágica sensación de comunión entre individuos a veces tan distintos, tan lejanos, tan ajenos... Quizás por eso nos embruja, quizás por eso nos empuja a abrazarnos como si fuéramos hermanos, tanto en la alegría como en la desdicha que nos enluta hoy...
Hoy nos golpea el dolor. El dolor porque se ha ido uno de esos insignes que nos gusta llamar “de los nuestros”, uno de esos que sentimos como de la familia aunque no hayamos cruzado nunca una palabra, uno de esos que parece que se nos sentara en el living de la casa cada vez que el amor por una camiseta o por el fútbol sin colores empieza a inundar una conversación de amigos. El dolor porque se nos ha ido Julio Martínez Pradanos. Ilustre estandarte de la Unión Española. Exquisito corazón chileno con raíces europeas, como es Unión Española.
¡Qué pérdida más irreparable!
Se ha ido uno de aquellos que hacen del fútbol una actividad noble, de hombres, de compañeros. Se ha ido uno de esos hinchas dilectos de la Unión Española, uno de esos personajes que no requieren pintarse la cara ni sacarse la camiseta ni encaramarse en una reja ni desgañitarse gritando ni trenzarse a golpes ni trabarse a duelo de garabatos para demostrar su pasión, su amor por un equipo.
Se ha ido, por el contrario, un apasionado de la palabra, del lenguaje, del idioma, del periodismo, del respeto, de la conversación, de la reflexión, del sentimiento transmutado en verbo, de la información, del conocimiento, del mundo, de la vida. Se ha ido quizás uno de los últimos representantes de ese viejo fútbol conversado en los bares, en los cafés, en la tribuna, en los diarios, en las revistas. De ese fútbol de gala, de corbata. De ese fútbol señorial, de amateurs, nacido al amparo de la filosofía de Pierre de Coubertin. De ese fútbol de literatura, de realismo mágico, de Galeano, de Villoro, de Fontanarrosa, de Benedetti, de Serrat.
Se ha ido un tipo que contribuía a acrecentar el orgullo de ser de Unión. Y en lugar de las ganas de llorar me dan ganas de aplaudir, de abrazar, de evocar, de querer. Me dan ganas de cantar olé, olé, olé, olé. Me dan ganas de leer y beber café. Me dan ganas de una pierna de jamón y de un jerez. Me dan ganas de llevar a mi hijo al estadio, de enseñarle a llorar y a reír. Me dan ganas de dar las gracias simplemente por el hecho de saber, y por la oportunidad de decir, que ese a quien todos lloran, que ese que se va entre flores y honores, que ese que se queda en la memoria y en el corazón de Chile, que ese que no ha muerto, era uno de los nuestros.

Hugo Arias V.

Santiago, 3 de enero de 2008

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Señores UEspañola,

Siendo un colo colino de tomo y lomo, hoy entro respetuosamente a vuestro sitio para dejar unas sencillas y sentidas palabras por la partida de don Julio Martínez.

Bien sabido es, que su corazón estaba en la Unión. Pero también muy bien sabido es, que siempre fue muy mesurado en todos sus comentarios.

Nunca, al menos que yo recuerde, el escuché un comentario despectivo en contra de otro equipo o que dejara ver en pantalla o en la radio su cariño por Unión Española.

Eso, solamente los grandes lo pueden hacer.

Y solamente los más grandes de todos, son capaces, no solamente de comentar fútbol, sino que además comentar valiente y moderadamente la contingencia nacional. Tener opinión. Dar a conocer su opinión respetuosamente.

Tal vez podría no estar de acuerdo con sus comentarios deportivos. Pero nunca sentí una falta de respesto de su parte hacia nadie.

Se ha ido un gran hombre. Cómo bien dicen uds. en el blogs, uno de los vuestros. Pero permítanme la licencia. Don Julio era un patriota, un chileno de tomo y lomo. Muy orgullos de ser chileno, y sin quitarle su amor por Unión, permitánme respestuosamente, sumarme a vuestro títular: Se ha ido uno de los nuestros. En realidad, se ha ido el mejor de los nuestros. El mejor periodista que yo recuerde en mucho tiempo.

Y ojo, que no estudió periodismo.

Dicho todo lo anterior, reciban todos los hinchas de Unión, los hinchas del fútbol, un afectuoso abrazo de condolencias, de un colocolino amante del buen fútbol. Seremos rivales en la cancha, pero no enemigos.

Un abrazo y mis condolencias para su familia.

Es todo lo que puedo decir. Qué pena más grande. Se ha ido un gran maestro. Un caballero de los que ya no existen.

Don Julio, muchas gracias por ser chileno. Muchas gracias por todo lo que nos dió. Muchas gracias, por todo lo que nos ha enseñado.

Gracias Dios nuestro, por habernos permitido conocer a este gran hombre y tenerlo entre nosotros por tanto tiempo.

Saludos,
Tomás González,
Colo Colino, pero amante del buen fútbol.

HUGO ARIAS V. dijo...

Hola Tomás:
Antes que todo, gracias por tu manera de entender el fútbol y la convivencia en un país de hermanos.
No puedo menos que coincidir contigo, Julio Martínez es nuestro para los de Unión, es nuestro para los del fútbol, es nuestro para los chilenos, es nuestros para la humanidad que quiere un mundo mejor y que cree en el respeto por el prójimo y por la vida.
Gracias nuevamente por tus palabras, y no puedo menos que coincidir contigo: somos rivales, no enemigos, y estas son las ocasiones en que ello se demuestra.

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